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Mostrando entradas de octubre, 2015

Ruinas de la iglesia avulense de San Isidoro

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E n un principio, estaba bajo la advocación de un santo, cuyo nombre, peculiar donde los haya, Pelayo –pelasgo, pelagio-, ya debería de ponernos en antecedentes sobre la sacralización de lugares de culto anteriores, que había en esa parte de la capital avulense pegada al río Adaja, donde se encontraba su emplazamiento original. Parece que fue a partir del año 1062 –posiblemente aprovechando los cambios en los itinerarios originales del Camino de Santiago, y el amplio tráfico de peregrinos que recibía la capital leonesa y en concreto, la espléndida institución isidoriana, previamente allí establecida-, cuando pasó a denominarse, también, de San Isidoro . Más que una simple ermita –como parece que se consideró hasta su defenestración final-, parece que, a juzgar por los restos, debió de ser, en tiempos, un hermoso templo, bien conocido por los peregrinos que visitaban la capital e incluso también, en épocas posteriores, por aquellos otros que aprovechaban la escala para rendir culto

Las Damas Negras de Madrid

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'La gente que ama lo divino va con un agujero en el corazón, dentro del cual se encuentra el universo...'. [Peter Kingsley] C omo todas aquellas que todavía se mantienen en los principales santuarios del Occidente cristiano, también éstas Nobles Damas , tan antiguas como el mundo, por muchas modificaciones que hayan sufrido a lo largo del tiempo y de la historia, recuerdan su ancestral soberanía y su invisible presencia. Y también lo hacen, mejor dicho, lo han hecho siempre, en éste Madritum o Magerit o Madrid, que en tiempos fuera, así mismo, un enclave salvaje, pero eminentemente sagrado. Un enclave fértil, propicio, misterioso, de umbríos bosques donde sus animales emblemáticos -aquéllos que habitaban con su Espíritu en lo más profundo de las cavernas, como el oso-, campaban a sus anchas, vivían y morían en su representación. H oy, simplemente, me apetecía recordarlas. Y puesto que este es un blog peregrino, creo que todo peregrino que pase por aquí, debería

La iglesia de los Santos Cosme y Damián, de Encío

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T ambién en las inmediaciones de Pancorbo y su desfiladero y no muy lejos, tampoco, del monasterio cisterciense del Espino, así como de ese antiguo Término, en la actualidad conocido como Santa Gadea del Cid, que acabamos de dejar atrás, una visión netamente romántica sorprende a peregrinos y viajeros, haciendo bueno el refrán de que cualquier tiempo pasado fue mejor: la iglesia románica de los Santos Cosme y Damián. Perteneciente a la localidad de Encío, aunque no obstante, alejada por completo de su casco urbano, su situación, solitaria en la cima de una colina y sobre todo, su lamentable estado de conservación -a pesar de que en el año 2005 se hizo una inversión en su restauración-, hacen de este glorioso vestigio del pasado, un lugar sin duda melancólico, cuya amenaza de ruina inminente pone los vellos de punta. Vista así, en la lejanía y anclada cual arca petrea al altozano, su planta trae a la memoria otros interesantes templos, afortunadamente mejor conservados, situados en