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Mostrando entradas de enero, 2015

La Casa Ametller

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H ay quien asevera, y yo así también lo creo, que Gaudí fue genuinamente respetuoso cuando remodeló de arriba a abajo la casona que sería el futuro hogar del comerciante Batlló y su familia, para no afectar a éste otro soberbio exponente del Modernismo catalán, obra del prolífico arquitecto Josep Puig i Cadafalch: la Casa Amatller. Encargo del industrial del chocolate Antoni Amatller -la zona ya parecía presentir que habría de convertirse en el bastión de la burguesía acomodada de la época y emblema de la opulencia del futuro-, fue proyectada entre 1898 y 1900. Si en su ejecución, la vecina y alucinante Casa Batlló juega intensamente con la seducción natural, la Casa Amatller recurre a la escultura de diseño y a los viejos mitos para atraer la atención de un mundo todavía inmerso en la herencia inmemorial de los arquetipos. De tal manera, que un vistazo a la fachada, así como a la planta baja -que es la única que se permite visitar-, constituye una especie de introducción al mundo

Arte y Misterio de Barcelona: la Casa Batlló

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‘Vamos a huir de las llamadas realidades que no son sino humo, polvo y ceniza, yendo a buscar el ensueño donde quiera que podamos encontrarle’. [Mario Roso de Luna] D e ensueño, si bien breve que la dicha es efímera y los sueños al fin y al cabo sueños son, como decía nuestro inmortal Calderón, se podría calificar una visita a esa arquitectura mágica, viva y funcional que define la obra y el pensamiento de una de las mentes más brillantes y lúcidas de la Historia: la del genial arquitecto catalán, Don Antoni Gaudí i Cornet. Posiblemente, tanto éste como Mario Roso de Luna –evidentemente, cada uno en su respectivo ámbito de influencia-, entendieran el ensueño –y por el momento, dejaremos a un lado a Castaneda y sus enseñanzas de Don Juan -, como esa hermosa crisálida que permanece oculta dentro de su caparazón, ajena por completo a ese otro espejismo –recurriendo a la filosofía budista- que, considerado como realidad, no dejaría de ser, después de todo, similar al mito de l

La Catedral del Mar

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'En un momento en el que nadie parecía prestarle atención, Bernat levantó la vista hacia el nítido cielo azul...' (1) ...y soñó con un lugar digno de la Señora , -piensa el peregrino, mientras rememora las primeras palabras de la formidable novela de Ildefonso Falcones. Apenas acaba de dejar atrás la mediática belleza de la catedral de Santa Eulalia, incluido su hermoso Jardín de la Oca , y el impresionante misterio asociado a la enigmática calavera del puente de la calle del Bisbe . Atrás quedan, también, la Generalitat y el Ajuntament , con las banderas ondeando al viento caluroso de la tarde, así como una plaza abarrotada de turistas, entre cuyos pies, bandadas de palomas picotean insolentemente las migajas que algunos de ellos les arrojan, quizás pensando que con su gesto honran al emblemático animal de la diosa Isis,l posteriormente adoptado por el Cristianismo para representar al Espíritu Santo. Es verdad que el cielo, posiblemente igual de nítido y azul que aque