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Mostrando entradas de febrero 24, 2013

De Liébana a Covadonga

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'No se puede recorrer la tierra lebaniega sin sentir emoción, sin sentir la vida que palpita en ella; en sus montañas, en sus estrechos valles, en sus sendas y caminos milenarios, en sus graciosos pueblecitos, colgados como nidos de águilas en los escondidos rincones de las montañas...Parece como que se respira el heroísmo y la espiritualidad de siglos de incomparable grandeza...' (1) Q uien haya estado en la Liébana, siquiera sea por unas breves horas, estoy seguro de que sabrá aceptar y dar por veraces las palabras de Fray Juan Ariceta, haciendo propio el sentimiento de profunda admiración que emana de ellas. Sobre esta base, no es difícil imaginar el sentimiento que anidaba en lo más profundo del corazón del peregrino que, por los motivos que fuera, subía hasta este paraíso montañés para orar junto a la porción más grande que se conserva de la Vera Cruz, en el monasterio de Santo Toribio, antiguamente San Martín de Turienzo, para después proseguir ruta en dirección