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Mostrando entradas de febrero 8, 2013

Peregrinando por Asturias: caminos de la Costa

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'Si alguna vez me pierdo (¡ojalá sea pronto y para siempre!), que me busquen aquí. O mejor aún: que no me busquen en ninguna parte' (1). E l Cantábrico, un mar bravío y misterioso, pero a la vez, generoso en recursos y camaleónico en sus tonalidades. En definitiva, como la maga Circe, hechizador. En sus profundas aguas, y a la vera de sus escarpados acantilados, se tejieron innumerables leyendas. A través de la espuma de sus aguas, muchos fueron los peregrinos que llegaron a la Península para tener la oportunidad de vivir y experimentar el sueño inmemorial de la Inventio. De ellos, unos arribaron a los puertos cántabros de Laredo, Santoña o San Vicente de la Barquera, adentrándose hacia el interior, por puertos de difícil acceso, como el del Escudo, desembocando en las Merindades burgalesas. No es de extrañar, por tanto, que uno de los motivos más repetitivos en el románico de la región, haga precisamente referencia a este acontecimiento, mostrando, en sus capiteles, la