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Mostrando entradas de marzo, 2012

Un lugar de la Maragatería llamado Castrillo de los Polvazares

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'Del romance castellano no busques la sal castiza; mejor que romance viejo, poeta, cantar de niñas. Déjale lo que no puedes quitarle: su melodía de cantos que canta y cuenta un ayer que es todavía'. [Antonio Machado] S u fama le precede. Simplemente mencionar el nombre de Castrillo de los Polvazares y mente y estómago se confabulan pensando socarronamente en lo mismo: el cocido maragato . Y no es para menos, y quizás sí para más, porque a la cantidad se une la calidad y cuando la mente se empalaga, perdida en esos mundos del olor y del sabor y el estómago toca desesperadamente a retirada, más que satisfecho, completamente lleno, ese espejo del alma que son los ojos observan con cierto disgusto -o pudiera ser tristeza- las exquisitas viandas que aún quedan en platos y bandejas, mientras los labios apuran de un trago un vasito de licor de hierbas -o de orujo, que tanto dá- como salutífera prescripción para facilitar la digestión. S ea o no

Una puerta a Galicia: Villafranca del Bierzo

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'Nunca desistas de tus sueños. Sigue las señales' (1) F rontera entre León y Galicia, Villafranca del Bierzo huele a polvo de mil caminos; a hospederías y hospitales; a rutas perdidas y vueltas a encontrar; huele también a fe, a sudor y a las lágrimas que se desprenden de unas voluntades que a cada paso acortan la distancia a Compostela -ciento setenta y siete kilómetros- recogiendo margaritas simbólicas en su duro camino hacia el misterio del Ocaso. La importancia de ésta entrañable ciudad franca de Bucca Vallis se resume, posiblemente, en esa oportuna Puerta del Perdón de su iglesia de Santiago -comparable, si no en suficiencia al menos sí en esencia, a otras más relevantes, como la del antiguo monasterio de San Martín de Turienzo- que exoneraba y exonera a todos aquellos peregrinos a los que la enfermedad o el abrazo de la Señora del Frío Astral , les marcaba, no ya el final de etapa, sino también el de su camino. D iríase, vistos los motivos de los capiteles que embellecen

Un monasterio en el Camino de la Vía Láctea: Santa María de Carracedo

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'Los antiguos, gentes de medio mundo, sorprendidos de tantas estrellas en forma de neblina, inventaron bellos mitos explicativos, de los que sacaron nombres, como Galaxiay Vía Láctea, los primeros y más conocidos en nuestro ámbito; pero ninguno de ellos, ni aún los más doctos, como Ptolomeo, adivinaron el servicio y la finalidad de aquél hermoso cinturón, de tenue brillo, que envolvía la redondez de los cielos. Fueron los peregrinos medievales, buscando en las alturas la dirección perdida, los primeros en advertir que, siguiendo siempre al Oeste, llegaban a Compostela...' (1). E s así, de un modo tan simple y a la vez tan complejo como, dejando atrás Ponferrada y siguiendo siempre hacia el Oeste por esa interminable nacional VI en dirección a La Coruña, que el viajero no tarda en decubrir, a su derecha, una curiosa edificación, cuyas piedras, atrapadas en el tiempo, descansan silenciosas al amparo de la Vía Láctea. Es el monasterio, arcano y misterioso, de Santa María de Carr