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Mostrando entradas de octubre, 2011

El Sueño de una jornada de Otoño: Capricho de un hombre invisible

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'El que realmente está comprometido con la vida nunca deja de caminar' [Paulo Coelho: 'El Aleph'] C on el final del verano, desaparecieron los ocupas de Shakespeare, Oberón y Titania ; y también los pececillos de colores que, como luciérnagas, pintaban grafitis armónicos bajo la superficie del estanque chico. Permanece ahora en ella, como una marea de chapapote crepuscular, una capa de limo plateada, tupida y oscura que, como el capote de un matador de toros, recoge en prenda las hojas sin sabia que el tiempo ha envejecido y la estantigua ha ejecutado. En el estanque grande, aquél que dibuja ilusiones de luz y sombra que oscilan a merced del viento, una cohorte de ánades acompaña en cortejo y porta las arras de dos cisnes negros. Observándolos, me siento como ese pérfido voyeur que asiste a hurtadillas a una privada danza de amor que ejecutan con sus cuellos, tal y como los observo a menudo en muchos capiteles románicos. Pienso que, dado su color, tal vez se trate

Ruteando por Burgos con el Magister

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'La tarde era cálida, deliciosa: inusitadamente cálida para la época del año. La suave fragancia del incienso, elevándose dulcemente en la atmósfera quieta, llenaba nuestro espíritu de calma. Envuelto en una gloriosa aureola, el sol se ocultaba en la lejanía, tras las altas cimas del Himalaya, dejando teñidos de púrpura, como un presagio de sangre que salpicaria el Tíbet en los años futuros, los picachos llenos de nieve...'. [T. Lobsang Rampa (1)] A veces cierro los ojos y miro atrás. Aunque parezca mentira, aún conservo una vela incandescente en el ataúd de la memoria por aquél joven chela y su maestro, el lama Mingyar Dondup, que durante tantas horas me acompañaron en una juventud que se las prometía muy felices. En aquélla época, mis sueños de aventura tenían dos nombres específicos; dos nombres exóticos, misteriosos y sobre todo mágicos, que se habían grabado a fuego lento en lo más recóndito de un alma que todavía permanecía aletargada bajo el disfraz de Peter Pan: Egipt

Ruteando por Segovia: pequeño diario de una etapa en el Camino

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Q uerido Diario: H e estado en un bosque. Había un río y también un promontorio rocoso, en cuyo vientre de piedra, la vida se desarrolló en el líquido amniótico de la Historia. Estamos en agosto, pero eso ya lo sabes. Por la mañana, horas después del canto vespertino de los gallos, ese toque de diana rústico e imperativo, que pone en movimiento a los reclutas del corral y hace infelices a los humanos, que ven que sus sueños se escapan por la ventana abierta, desvaneciéndose en el aire como el humo. A llá lejos, en la parte donde el Duratón forma arcos de ballesta , como diría Maese Machado refiriéndose al Duero a su paso por Soria, las sombras se niegan a retirarse, ocupando, con espartana determinación, barricadas de silencio. El silencio de los santos eremitas que un día ocuparon hasta el último recodo de su vientre natural, para renacer, con espiritualidad nuevemesina , a una nueva vida de sacrificio y sabiduría. A ésta otra parte, donde nuestros pasos provocan la

Pueblines del Camín: La Piñera

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N o podía falta, y con esto termino por el momento el pequeño ciclo dedicado a algunos pueblines asturianos, otro emblemático lugar, también situado en las inmediaciones del Monsacro y beneficiado, por tanto, al menos teóricamente, de la magia, la tradición y el telurismo ancestral que emanan desde sus misteriosas entrañas, desparramándose como un torrente por el entorno: La Piñera. L a Piñera conlleva para Asturias, lo que Calatayud para Aragón: arrastra una coplila maliciosa, que a base de repetición y cachondeo popular, se ha convertido en pieza indiscutible de todas las floridas romerías; una coplilla que soportan, como una especie de rito de iniciación, cuando no de paciencia -permítaseme el símil- todos los párrocos que se van relevando en el lugar, y que se basa en los deslices carnales de un cura con una molinera (1). Por cierto, que tuve ocasión de comprobarlo el pasado 24 de julio, durante la romería celebrada en la cima del Monsacro. El párroco, don Miguel Ángel (2) estaba

Pueblines del Camín: La Vara

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L a Vara es otro de esos interesantes pueblines asturianos del Camín, en el que dada su elevada situación, no resulta extraño que el orbayo -tan familiar y tan asturiano también- haga pertinaz acto de presencia durante la mayor parte del año. Atardecía una hermosa tarde de septiembre, cuando llegamos al lugar, si no buscando misterios -que habélos, haylos , no faltaría más- sí al menos con la esperanza de encontrar a cierto concejal -de presencia tradicional en las romerías del Monsacro- que pudiera orientarnos. Lo encontramos; interrumpimos una celebración familiar; nos comentó cosas no tan largo y tendido como hubiéramos deseado pero sí interesantes si las lleva a cabo, y cuando nos despedimos de él, dimos un corto pero agradable paseo por el pueblo. C onectado con La Carballosa por un caminillo rural que posiblemente hollaran en tiempos sandalias romanas, cuando no peregrinas, a diferencia de otros lugares, sólo encontramos una genuina Cruz de la Victoria -incompleta- en el dintel

Pueblines del Camín: Bueño

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S us orígenes, como el de los vaqueiros , son inciertos; se ocultan detrás de ese enigmático velo de Isis en el que los teósofos pretenden vislumbrar una cosmogonía universal muy diferente a la visión fría y racional que nos han vendido los academicistas, y a la que van a parar todos los huérfanos de toda época y lugar, conformando capítulos incompletos, relativos a diferentes culturas y civilizaciones. Me refiero, como habréis adivinado, a la Historia. Y en algún apartado rincon de ésta, desde luego, a los hórreos. E n cierto modo, no debe de resultarnos extraño que hombres relevantes, independientemente de la época y sus circunstancias, hablaran de ellos e incluso les hicieron partícipes de metafísicos milagros, haciéndose, cuando menos, preguntas acerca de sus orígenes y características. Uno de tales hombres, fue el soberano Alfonso X, no en vano apodado el Sabio , quien ya olisqueara el hórreo para ilustrar el milagro de la Cantiga número 187 . Otro, más actual e ilustre gijonés