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Mostrando entradas de junio 1, 2009

Enclaves de Poder II

S anto T oribio de L iébana N ací llamándome San Martín de Turieno, como así atestiguan algunas crónicas que se remontan, cuando menos, al año 828, siendo Eterio y Opila varios de mis primeros abades. De humilde señorío, los Picos de Europa fueron mi solaz y mi cuna. Entre sus brumas eternas, sus verdes valles y la solidez inquebrantable de sus montañas, fui creciendo y madurando, aunque no fue, si no, hasta el siglo X, cuando un acontecimiento -¿fortuíto?, dejo la pregunta en el aire, porque he de advertiros que no creo en las casualidades- consiguió que mi fama se extendiera, y que a partir de entonces se me considerara como un enclave de especial relevancia. E n efecto, dicho acontecimiento se produjo cuando en una cueva cercana -a la que desde ese momento se conoce como la Cueva de Santo Toribio o la Cueva Santa- se descubrieron los restos del santo, así como también las reliquias que habían sido traídas de Tierra Santa -es de suponer que por el propio Toribio- y puestas a buen rec